viernes, 20 de abril de 2007

La fuerza de saber entender

No es lo mismo, entender que saber entender.
Días pasado he contado que mi querida madre ha querido imponerme – delicadamente- su humilde idea y/o recomendación a que tenga como compañía a una mascota.
He contado también que bajos mis preferencias se encuentran en primer lugar los perros, ya que son más fieles y más compañeros que los gatos, pero también tienen sus defectos, son menos independientes y por lo tanto necesitan más atención por parte de sus amos.
Conté también que hasta me ha presentado algunos bebes para que yo me decida por alguno de esos pequeños gatitos.
Lo que no conté es que la última vez que la vi, hablé muy claramente con ella y le expliqué lo siguiente:
Que hay muchos días que yo recién vuelvo al dpto. por la noche, a veces cerca de la medianoche, que no me gustaría dejar un animalito todo el día solo y que también quiero un tiempo ultra tranquilo en mi vida y no tener que llegar y tener que pasármela limpiando la mugre que me haga mi mascota. Que los primeros meses voy a estar súper apretada con la plata porque tengo que ir comprando las cosas que me hacen falta en el dpto. y no estoy en condiciones ni para gastar en las piedritas sanitarias y que realmente no sabría a quien dejar al cuidado del animal cuando yo me ausente por unos días de la ciudad.
Aparentemente mi querida madre hasta ese momento parecía haber entendido o hizo un simulacro para que yo creyera eso, ya que recibo esta noche un mensaje de mi hermano en donde me decía que ya tenían a mi gatito y que era hermoso.
Aparentemente no entendió nada o eligió no escuchar nada de lo que le dije esa tarde.
Sauria me ofreció a Rita, su gatuna hija, muy hermosa por cierto, pero a pesar de mi agradecimiento con ella, también tengo como respuesta (y la debida explicación) que le di a mi madre.
Mi mejor amiga, la Celu me dijo que sería mejor que tenga como mascota a unos pececitos, ya que según ella no ensucian, no rompen, no hacen ruido y la respuesta para ella fue que si yo decidía algún día tener compañía iba a ser una mascota y no unos animalitos que tengan como fin decorar mi dpto.
Que gran dilema el mió!!!
Ahora me estoy dando cuenta que gracias a Dios no tengo mayores problemas porque me estoy preocupando por todo esto.
Y bue… le tengo que encontrar el lado positivo a toda esta sordera comunitaria que me rodea en este momento.

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