viernes, 25 de mayo de 2007

Mujeres víctimas de violencia sexual como tortura durante la represión política chilena 1973 – 1990: un secreto a voces

Reveladores testimonios evidencian dureza y práctica sistemática de violencia sexual contra mujeres durante reclusión y tortura.
Una serie de mitos sobre la violencia que sufrieron las mujeres durante la represión política del régimen militar, caen tras la primera investigación realizada en Chile sobre tema. Las primeras conclusiones apuntan a revelar que la violencia sexual – en todas sus manifestaciones – fue un método sistemático de tortura ejercido en contra de las mujeres. Sobre las agresiones, éstas fueron cometidas con “racionalidad”, no como un acto casual o aislado, por funcionarios del Estado pertenecientes a todas las ramas de las Fuerzas Armadas, Carabineros y la policía civil. La violencia sexual como tortura se aplicó en todos los períodos de la represión – durante la existencia de la DINA y de la CNI -, y en todos los centros de detención. Los antecedentes recogidos no permiten cuantificar el número de mujeres que fue víctima de estas agresiones, ya que no sólo fueron violentadas en los centros de tortura, sino que también en sus casas, durante los allanamientos; en la vía pública; en los furgones. Sobre la investigación El proyecto “Las mujeres victimas de violencia sexual como tortura durante la represión política chilena (1973-1990): un secreto a voces,” nace en el contexto de la conmemoración de los 30 años del golpe militar y persigue contribuir a rescatar la memoria histórica de la represión desde una perspectiva de género. La investigación, se propuso desde un comienzo develar la violencia sexual y de género practicada contra las mujeres en dictadura, precisamente porque el tratamiento era y ha sido escaso, y a sabiendas de que los hechos siguen siendo resistidos y negados en la conversación social. En este sentido, la hipótesis en que se basó esta investigación fue que la tortura tuvo una especificidad de género que fue la violencia sexual que sufrieron miles de mujeres y que esta forma de tortura fue masiva, sistemática y permanente, donde el pre - supuesto del que se parte y el marco de análisis aplicado sitúa en el orden social de género imperante gran parte de la responsabilidad respecto de la especificidad que cobró esta forma de tortura en las mujeres, sin obviar por cierto factores políticos, ideológicos más generales que explican la violencia vivida en ese entonces. Así se plantearon los objetivos de describir, analizar e interpretar la violencia sexual contra las mujeres constitutiva del crimen de tortura, y a la vez, difundir los resultados de este análisis como una expresión de reconocimiento y reparación a las mujeres violentadas. Principales conclusiones De los lugares, tiempos y formas de la violencia sexual: La violencia sexual se ejerció durante toda la dictadura y lo largo de todo el país. Se practicó como forma sistemática y generalizada de tortura en casi la totalidad de los centros de detención que se conocen. La violencia sexual provino de funcionarios de todas las ramas de las Fuerzas Armadas, de Carabineros, de Investigaciones, de conscriptos, de agentes organismos de inteligencia, de gendarmes y civiles que colaboran en tareas represivas. Los lugares donde ejerció violencia sexual superan el centenar, estos lugares fueron: los cuarteles, las comisarías, los campos de concentración, los estadios, los centros de tortura reconocidos como Villa Grimaldi, la Venda Sexy o Londres 38, y están también los barcos de la armada, Colonia Dignidad y el estacionamiento subterráneo de la Plaza de la Constitución. En los inicios de la represión los lugares de trabajo o las casas de las propias víctimas son los escenarios de la violencia sexual; durante el período de las protestas, los lugares son los centros universitarios y los furgones policiales. “Tejas Verdes era el lugar donde entrenaban a los militares para ser torturadores, y ahí sufrí torturas brutales. Me forzaban a hacer actos sexuales con un perro que había sido entrenado para participar en torturas. Colocaban ratas adentro de mi vagina, y luego me daban choques con electricidad” “De primera cuando recién llegué a villa Grimaldi, fue toda una mañana, me pusieron corriente y me violaban” En el período de la DINA y de la CNI se utilizaron perros para violar y vejar a las mujeres y se utilizaron ratas que eran introducidas por la vagina a las mujeres. Fueron objeto de violencia sexual mujeres embarazadas cuyo destino y el de sus hijos no se conoce, niñas de 14 años que tuvieron al hijo de la violación y abuelas de 68 años violadas frente a sus hijos. Las violaciones fueron individuales y grupales. Los perpetradores actuaron solos o en grupo. Las mujeres fueron usadas como botín de guerra en fiestas y celebraciones. Las condiciones étnicas y de clase de las mujeres fueron substrato para las vejaciones y la burla. Fueron violentadas mujeres militantes y no militantes, profesionales, estudiantes, obreras, campesinas, dueñas de casa. Resalta entonces el carácter genérico de este tipo de tortura. “yo fui torturada por muchas horas y ellos sabían que yo estaba embarazada igual lo hicieron exactamente igual, y no solamente eso sino que...., fui torturada hasta que perdí la guagua, ponían los electrodos en la vagina y me decían, la electricidad para la guagüita”. “en una oportunidad me violaron delante de un niño, ese niño tiene que haber tenido unos 5, 6 años, yo nunca me he olvidado de la cara de ese niño, nunca, nunca me he olvidado, el niño estaba en un rincón me acuerdo y lo llamaron, yo nunca supe por qué tenía que ver ese niño conmigo y ellos tampoco me dijeron nada, yo decía pero por qué” La violencia sexual se ejerció durante las sesiones de tortura propiamente tal, fuera de estas sesiones, como se reflejas en los relatos de mujeres que eran violentadas sexualmente al momento de ir al baño o mientras estaban a la espera de la sesión de tortura. “en los baños nos tiraban o si no cuando uno estaba en Cuatro Alamos cuando uno estaba incomunicada, una tenía que irse a bañar pero ellos la bañaban a ....una, uno no podía entrar a la ducha si no entraban ellos, entonces ahí sobre todo incomunicada la tortura sexual fue en Cuatro Alamos, yo tenía terror que tenía que irme a bañar, yo pensaba todo el día que no llegara el otro día porque yo no quería ir a los baños”. “Y de ahí primero uno me violó, después otro y después otro, entonces no sé cuánto tiempo, lo único que sé es que estuve todo el día ahí y después en la tarde, no sé, sería las 6, las 7 de la tarde, me hicieron vestir de nuevo y me llevaron para la guardia” De Las mujeres victimas de la violencia sexual: Muchas mujeres víctimas de la violencia sexual como tortura no interpretan esta práctica como constitutiva de tortura, por desinformación, por el carácter masculino de la política y por ende de su expresión más represiva. En este sentido la práctica del concepto de tortura se liga a una concepción masculinizada la misma que se adopta como universal, invisibilizando la que vivieron las mujeres en particular. En los relatos sobre tortura, muchas de las entrevistadas mujeres no incluyen los actos de violencia sexual. Asocian la “verdadera” tortura a la aplicación de corriente eléctrica, a colgamientos, a golpes sistemáticos y permanentes en el contexto exclusiva de la detención y del interrogatorio. En las entrevistas, tuvieron dificultad para incorporar la violencia sexual de que fueron objetos como tortura. Otros relatos, los que son producto de una mayor elaboración de la propia experiencia, planteaban que la violencia sexual se iniciaba desde el momento en que eran detenidas, a partir de los insultos referidos por su condición de mujer y que pasaban por la obligación de desnudarse y lo que implicaba eso para ellas. “me torturan inmediatamente, paso inmediatamente. Llegamos a un lugar me desnudan, me amordazan con mi propia ropa interior y empiezan las torturas en directo, electricidad, golpes” Una vez más trabajada la relación violencia sexual como tortura plantean que esta tiene dos componentes: la física y la psicológica, y que independiente al período de la represión, se ejercieron ambas en todos los lugares y tiempos en forma sistemática y permanente. La amenaza de violación, la consumación de la violación, el uso de animales en las violaciones hacía las mujeres aparecen en la mayoría de los relatos como un estado de indefensión total. La invasión de los cuerpos físicos y psicológicos de las mujeres comenzaba con la desnudez forzada hasta convertirlas en objeto del control total . Esto además acompañado de insultos sexuales que acentuaban esta indefensión a la vez que las humillaban y degradaban . ...“Te vamos a violar, por supuesto que no con esas palabras, o sea, bien fuerte, vamos a pasar todos por encima de ti, qué sé yo, y vas a tener que hablar, yo le tenía terror a los perros”.... “siempre me decían, esta noche vamos a venir, esta noche, como diez, que iban a traer los perros, o sea, siempre me estaban gritando para adentro cosas”. Las mujeres callan, postergan y son postergadas en sus relatos sobre la violencia sexual porque no estaban dadas las condiciones para dicho relato; denigraba al barrio, a la familia y a la pareja, lo que resulta coherente con el mandato de género de sacrificio por los otros, para no hacerlos sufrir, para concentrarse en lo importante, para no desviarse en la lucha. “a mí no me quiso nunca contar ni a las demás tampoco, le daba vergüenza contar lo que le habían hecho, solamente confidenció con su médico”.. Yo creo que es por el pudor porque a veces uno, o sea, uno puede contar que le pegaron, que era torturada, pero en la cosa sexual como que uno Todos los relatos aluden a consecuencias físicas y psicológicas comunes. Entre las físicas están no solo las secuelas de la tortura general, sino que las propias de este tipo de violencia ; enfermedades vaginales recurrentes , pérdidas recurrentes, y hasta casos de infertilidad producto del uso de animales por ejemplo. En el caso de las psicológicas, el miedo permanente, depresiones constantes, fobias, y la sensación de desvalorización y humillación de que fueron objeto. “me costó mucho volver a tener relaciones sexuales con mi compañero, tenía que tener la luz prendía, no podía , tenía miedo y tendencia a rechazarlo...” CONTACTO DE PRENSA Mónica Maureira M.
Fuente: Lista Electrónica DIPEM

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