Ayer salgo temprano de mi casa súper abrigada, venia de estar en cama con fiebre, dolor de garganta y oídos, obviamente me tenia que cuidar, todo esto sin pensar en encontrarme con un día caluroso, pesadísimo.
Volví a mi casa al mediodía (como trato de hacerlo de ahora en más, para no dejarlo tan solo a mi Brinco querido) muerta de calor, me bañe, me cambie me maquillé y salí nuevamente a la calle, ahora no tan abrigada, una musculosa y una camperita de hilo.
A la nochecita se levantó un viento impresionante, salí del estudio y me fui a lo de Luz que me esperaba con unas ricas tortillas que a mi me gustan tanto.
Estaba congelada, los pies helados, y ahora no podía pensar todo eso de las energías, que tengo que estabilizar mi cuerpo, que pierdo las energía por los pies y por eso siempre los tengo fríos, que energía ni energía, ahora estaba congelada, lo único que faltaba era que me acalambrara del frió que sentía. Una loca!!!!!!!!
Estaba súper sexy en casa de mi amiga, le pedí un saco gris que tiene que es súper abrigado y unas medias de algodón, estoy hecha una vieja, el glamour lo había perdido totalmente.
Hasta que le dije que me iba, porque o sino al día siguiente no me levantaba nadie.
Me tome un taxi, y cuando subí lo primero que pensé fue: “Menos mal, que no le hice caso a Luz en traerme puestas las medias y ese saco” no se imaginan lo lindo que era el taxista, menos mal que (aunque cagada de frió) estaba mas o menos presentable.
Obviamente no iba a pasar nada con ese buen Sr. pero la presencia no hay que perderla nunca, y menos aun delante de un tipo que nos guste.
Como se vienen los tacheros de hoy en día, no es la primera vez que subo a un taxi y me encuentre con un tipo lindo, también me pasa en los colectivos. Y me parece fantástico, ya que es otro servicio mas para las damas, poder observar algo bello que nos haga olvidar de los problemas cotidianos.
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