lunes, 13 de julio de 2020

Cuando tu jefe te acosa sexualmente



Tenía casi 22 años cuando tuve una entrevista de trabajo para entrar a trabajar en un estudio jurídico.
Recuerdo ese día muy bien. Yo una joven viviendo en otra ciudad, atravesando una situación crítica emocionalmente. Tenía ataques de pánico, no tenía obra social y vivía con lo justo.
Estaba estudiando abogacía y mis problemas económicos y familiares me estaban causando estragos. Sabía que necesitaba hacer algo para cambiar esa situación y decidí buscar trabajo.
Recuerdo que estaba perdiendo el tiempo en un ciber y entré a una página web de empleos y me encontré con un anuncio en donde solicitaban secretaria administrativa para un estudio jurídico. Sin experiencia, decidí enviar mis datos.
A los dos días me estaban llamando. Recuerdo que estaba en mi ciudad natal en ese momento y del otro lado me dijeron que no había problema, que cuando llegara al lugar le avisara para coordinar la entrevista y así fue.
Me esperaban a las 20 hs para la entrevista, ya de entrada comenzó todo muy raro porque no es un horario adecuado para una entrevista. Me estresé mucho por la ropa ya que no tenía nada adecuado para la ocasión.
En la entrevista fueron muchas preguntas personales que tampoco dejaban de ser fuera de lugar, ya que al no tener experiencia laboral pensé.. y de que otra cosa podía hablar??
Hasta que ahí mismo me confirmaron que había quedado.
Recuerdo que comenzaba a los pocos días, por lo que al día siguiente de la entrevista fui a comprarle algo de ropa formal. Unas camisas, remeras y pantalones de vestir.
No tenía un peso partido por la mitad, pero en ese momento había una gran tienda que tenía una tarjeta propia en donde uno compraba y después pagaba, así que esa tarjeta que había gestionado unos meses antes me salvó en ese momento.
Recuerdo mi emoción por mi primer día de trabajo. Estaba tan contenta!!
En esa época vivía en una pensión, compartía habitación con una chica mucho más grande que yo que en ese momento tenía alrededor de treinta años y trabajaba casi todo el día en una rotisería. Cuando se enteró que comenzaba a trabajar en un estudio jurídico no tuvo la mejor cara. Noté mucha envidia de su parte.
En mi primer día de trabajo también tuve que aceptar las miradas intrigantes de las otras personas que trabajaban en ese estudio. Una abogada de unos 32 años, socia de mi jefe y otro abogado de un poco más de edad que mi jefe que iba y venía. Trabajaba solo unos días ahí ya que tenía otra oficina.
Supongo que no habrán dado ni un centavo por mí. Veían a esa joven, linda, a la que no le tenían fe y seguramente daban por hecho de que había sido la seleccionada por mi imagen. Seguramente fue así, pero esas miradas no me las olvido más. Sobre todo las de aquella mujer. Lamentablemente es así, entre nosotras somos más crueles.
Mi jefe un tipo super caballerozo que hasta me asombraba que sea así, pero no tardó mucho en mostrar su verdadera cara.
Mi horario de trabajo era aproximadamente de 9 a 13 hs y de 17 a 21 hs. Todo el día trabajando. El tema es que mi jefe llegaba al estudio a las 18 o 19 hs aproximadamente, a veces hasta más tarde y los clientes ya conocían sus horarios por lo que a esa hora comenzaba el trabajo duro y se llenaba el estudio de personas.
Imagínense que me costaba irme a horario cuando dependía de mi atender a los clientes y alcanzar las carpetas correspondiente a mi empleador.
A medida que iba tomando más responsabilidades iba manejando más información por lo que se me hacía cada vez más difícil salir a las nueve de la noche, siempre me quedaba como mínimo hasta las 22 hs y nunca me pagaron esas horas de más.
Recuerdo que me he llegado a quedar hasta las 3 am. Una locura! locura que ahora con treinta y pico de años lo veo peor y por la que digo que jamas permitiría algo así.
Más o menos a la semana o quince días, luego de la jornada laboral, ya tarde mi jefe me invitó a su oficina para charlar un poco, ver como me estaba sintiendo en el trabajo y demás.
El tema era que él tenía como todas las noches su botella de champang y su copita y aunque no era la culpa obviamente del alcohol, comenzó a ponerse pesado. Llegó a preguntarme si me masturbaba y si lo hacía en quien pensaba al hacerlo. Yo recuerdo que dije que esa pregunta no iba a responder. Luego quiso besarme. No recuerdo como terminé yéndome.
Al día siguiente me fui directamente a tribunales, allí me encuentro con su socia, me vio mal y me preguntó que me pasaba, cuando fuimos a tomar un café le conté todo lo sucedido y se sonrió. Me dijo que era un hijo de puta, que ya se lo había hecho a otras secretarias.
Volví al mediodía al estudio con ella y cuando iba a abrir la puerta escucho su voz, él estaba allí. Me puse muy mal, no podía entrar y me fui a mi casa.
A la tarde volví. No sabía que hacer. Necesitaba el dinero. Ese miserable dinero, porque a pesar de todas las horas que trabajaba, ganaba solamente $300, siii $300 mensuales. Eso sucedió en el año 2002 en Argentina.
Cuando llegó me hablaba como si nada, yo seria. Hasta que no aguantó más y me preguntó si había hecho algo malo. Yo en silencio. Me lo vuelve a preguntar y le dije que si, que la noche anterior se había desubicado.
Le hecho la culpa al alcohol, me dijo que no iba a volver a pasar y que por favor comencemos de cero.
Todo lo que pase esos seis años ahí fue una completa locura. Comencé a contar algo en mi post anterior, y seguiré hablando al respecto. Talvés escribiéndolo me ayuden a curar, porque a pesar que siempre dije que nada de eso no me había afectado, hoy tengo la sensación que tengo que cerrar con esa etapa oscura de mi vida para poder continuar en paz.

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