Madre por un día

Ya les he contado de mi peculiar relación con mi ex, actual empleador de quien les escribe a casi diario.
Desde que se corto nuestra relación sentimental fueron cambiando en mí muchísimas cosas, aunque nunca me deje de inquietar por él –instinto maternal tan apegado- trate de no manifestar mi preocupación.
Recuerdo cuando más o menos un mes atrás, después de una gran discusión en el negocio, él comenzó a sentirse muy mal en su casa luego de tomarse una botella entera de whisky solo, se sentía tan mal que lo llamó a llantos a su amigo Rodolfito para que lo socorriera, no podía orinar y tenia la presión demasiada alta.
Recuerdan que les conté sobre aquella tarde que Rodolfito fue al negocio y estuvimos hablando un largo tiempo? fue en ese momento que me dio los detalles de lo ocurrido aquella noche. Me había contado que realmente su amigo se hallaba muy pero muy mal, tenia 200 de presión y ambos estaban muy asustados, yo le ilustre que él al día siguiente me había acusado de ser la responsable de su estado de salud, por haberlo puesto nervioso horas antes, cuando en realidad el único responsable de lo sucedido fue el alcohol consumido y él.
Hace nuevamente dos días volvió a sucederle lo mismo, tomó alcohol y no pudo orinar más, pero en esta oportunidad no llamó a su amigo.
Yo lo vi recién a las seis de la tarde y aun continuaba con el mismo problema.
Estaba muy quejoso, se sentía más que molesto, le dolía todo y se ponía muy nervioso por no poder evacuar.
No me anime a preguntar porque, en esta oportunidad no había llamado a su amigo médico.
Me olvide de contarles un gran detalle, este muchachito es de origen africano y obviamente el idioma muchas veces le resulta incomprensible.
Cerramos el negocio a las ocho y nos fuimos en taxi hasta la guardia de un hospital cercano.
Fue muy gracioso cuando la médica le preguntó quien era yo, si una amiga, la novia o qué, él se quedo callado, yo acote que era una amiga.
Luego comenzaron a indagarlo sobre sus costumbres sexuales, si tenia pareja estable, si se cuidaba y demás, él siempre contestando de forma muy incomoda ya que yo estaba presente, en un momento le preguntaron si consumía lácteos, y me miró a mí para que traduciera, pero lo más cómico fue cuando le preguntaron si iba bien de cuerpo, me vuelve a mirar y yo le digo: SI PODES HACER BIEN CACA!!!!!!!!.
Luego lo dejé solo, al pobre le iban a colocar una zonda por su pene para ver que era lo que tenia.
Mientras esperaba afuera estaba mensajeandome con una amiga que me insistía para que lo llamara a Rodolfito y le comentara lo que le estaba sucediendo al amigo.
Yo me imaginaba toda la escena, él llegando al lugar, preocupado, ambos esperando hasta las dos de la mañana hasta que el enfermo pudiera salir, el enfermo observándolo, y dándose cuenta que yo tenia el número de teléfono de su amigo.
Desistí de la idea, elegí no llamarlo, no se enteró de nada de lo sucedido.
Todavía me viene a la mente el hecho de verlo pasar por en frente del local en cámara lenta y sin animarse a entrar.
Me lleno de preguntas.
¿Por qué no se animó a entrar?
¿Por qué su amigo sintiéndose mal no lo llamo en esta oportunidad?
¿Hubo algún problema entre ambos?
¿Habrán hablado del tema?
¿O será todo tan evidente todo que no es necesario que ninguno de los dos hablen?

Resultado de la noche: obstrucción de la uretra, próxima visita al urólogo y yo sintiéndome la madre de un hombre de 34 años que ni siquiera es mi pareja.

Otra cosa! Nunca etuvo cuando lo necesite, pero me ofrecí a acompañarlo al médico igual. Él podrá ser egoista, pero yo no lo soy.